lunes, 23 de octubre de 2017

Cada habitante genera 5,2 kg de residuos electrónicos por año


Silenciosamente la basura que deja la tecnología contamina el suelo y los acuíferos debido a la presencia de metales pesados en su composición. Esto causa preocupación entre los ecologistas al ver cómo dejan desparramada en las calles de la ciudad los equipos conocidos como Residuos de Aparatos Eléctricos y electrónicos (RAEE), los que dañan el medioambiente.

En las viviendas la gente comienza a almacenar estos aparatos, especialmente teléfonos celulares, tabletas y partes de computadoras (monitores, teclados, mouse, cables, CPU, baterías, entre otros), pues desconoce si existen o no sitios específicos con contenedores para depositar esta clase de desperdicios.

Es por ello que la Empresa Municipal de Aseo Urbano de Santa Cruz (Emacruz), en cooperación con la Fundación para el Reciclaje (Fundare), está preparando para este sábado 28, de 9:00 a 17:00, la primera campaña de recolección masiva de partes electrónicas, aunque esta vez no se aceptarán aparatos eléctricos o electrodomésticos.

Como un incentivo para cuidar el medioambiente, el vecino que deje su basura recibirá un arbolito de alguna especie nativa.

El gerente de Emacruz, Johnny Bowles, indicó que posteriormente habrá otras cruzadas para recoger los desechos de electrodomésticos. Asimismo, pronto hará saber en cuáles mercados y supermercados serán ubicados 20 recipientes para almacenar botellas PET, además colocarán más contenedores especiales en las cinco subalcaldías que quedan dentro del cuarto anillo, es decir, en los distritos 1, 2, 3, 4 y 11.
“Iremos a los barrios a enseñar a los vecinos en tema de reciclaje en origen, para dar cumplimiento a la Ley 755 sobre el manejo de residuos”, acotó Bowles.


Degradación lenta
La experta en temas de manejo adecuado de residuos sólidos Cristina Prado calcula que por lo menos tardarán 1.000 años en degradarse las partes de una sola computadora y que puede llevar más tiempo si son computadoras personales o portátiles, que tienen otros implementos como cargadores, baterías y cables especiales.

“Algunos tipos de RAEE comienzan su proceso de degradación después de 50 o 100 años de desuso. Los metales pesados que son parte de su composición son nocivos y pueden ser considerados microcontaminantes del medioambiente, por ello las computadoras se las debe desarmar y reciclar”, explicó Prado.

La directora de la carrera de Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional Ecológica (UNE), Sandra Quiroga, estima que Bolivia produce 72.000 toneladas por año de RAEE, es decir, cada persona genera 5,4 kilos por año, lo que eleva el riesgo de contaminación del suelo y del agua, especialmente en los departamentos de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, que encabezan la lista.

Sin embargo, para evitar que el daño a la ecología sea mayor, en Fundare desarman estos aparatos para luego reciclarlos y venderlos al exterior, pues Bolivia no posee la tecnología para reutilizarlos. “Los gases que despiden los aparatos de computación son tóxicos, como cloro, flúor y carbono, que contaminan la atmósfera y aumentan el hueco en la capa de ozono, por eso es importante darle un adecuado tratamiento”, dijo Moira Gálvez, de Fundare.

“Bolivia exporta 50 millones de residuos eléctricos y electrónicos a Europa, en especial a Bélgica y a EEUU, lo cual se lo hace mediante convenios firmados previamente”, añadió Quiroga.

Curiosidades
Para la producción de una computadora de escritorio se gastan 240 kilos de combustible, 22 kg de químicos, 1.500 litros de agua, entre 1,5 y 4 kilos de plomo por monitor, además de algunos metales pesados, como mercurio, berilio, cadmio, entre otros que son altamente nocivos para el ambiente.

Además, un equipo de computación está compuesto entre el 40 y 70% de acero y de metales no ferrosos, materiales termoplásticos hasta el 20%, tubos de despliegue hasta el 6%, mezclas de plásticos entre 1,5 y 6%, similar cantidad de cables y alambres, y para baterías y otros materiales especiales (plata, oro, plomo, cobre, cobalto) entre 0,3 y 0,5%.

“Por ello debe haber tratamiento especial para evitar daño medioambiental”, dijo Quiroga.

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