miércoles, 31 de agosto de 2016

Entre 2015 y 2016 Fiscalía logra siete sentencias por delitos medioambientales

Entre 2015 y lo que va de 2016, la Fiscalía ha logrado un total de siete sentencias condenatorias por delitos medioambientales, según el informe de la Dirección Nacional de Sustancias Controladas, Aduana, Medio Ambiente y Ley 100.

Freddy Larrea, director de esta instancia, señaló que uno de los últimos casos registrados tiene que ver con la comercialización de huevos de peta (tortuga) en Trinidad.

“Tenemos siete sentencias condenatorias de tres y cuatro años de privación de libertad por delitos de Destrucción de Bienes del Estado y la Riqueza Natural, además de incendios que fueron registrados en Pando, Santa Cruz, Cochabamba y Potosí”, explicó.

En el caso de los huevos de peta, explicó que la Fiscalía presentó imputación formal contra dos personas “por el delito de comercialización, tenencia, acopio y transporte de especies animales y vegetales sin tener autorización. Este delito está tipificado y sancionado en el artículo 111 de la Ley 1333 de Medio Ambiente”.

El fin de semana, en el sector de Laguna Suárez, el responsable del Programa de Vigilancia y Protección de la Vida Silvestre informó a la Policía que fue interceptada una camioneta que se dirigía con pasajeros a Trinidad.

En la requisa, se encontró gran cantidad de huevos de peta y carne del monte que estaban en maletas y bolsas plásticas, procediendo con la aprehensión de los ciudadanos Dante V.S. y Roberto Carlos B. R., encontrados en flagrancia.

Los delitos medioambientales son aquellos que afectan a la conservación del Medio Ambiente y los Recursos Naturales, poniendo en riesgo la satisfacción de las necesidades de las generaciones futuras.

Entre los delitos que se sanciona se encuentra incendios, contra la salud pública, biocidio, trato crueles a los animales, destrucción o deterioro de bienes del estado y la riqueza natural, entre otros.

Sin embargo, también se autoriza el uso de la carne de algunos animales del oriente boliviano para consumo doméstico, y son pocas los restaurantes que tienen el aval de comercializar y vender el producto.

La autorización se realiza previo control del medioambiente, es decir si no afecta al hábitat natural.

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