jueves, 30 de julio de 2015

Conflictos sociales y migración, otros efectos del cambio climático



Conflictos sociales a causa del desabastecimiento del agua, migración de la población ante la improductividad de la tierra y riesgos en la seguridad alimentaria son tres efectos del cambio climático en Bolivia, según un análisis de un grupo de especialistas en medio ambiente e Ibon Internacional.

“El desabastecimiento de agua puede generar enfrentamientos entre municipios y no estamos lejos de que la próxima guerra sea por el líquido. Hemos escuchado voces de por qué mandar agua a La Paz”, señaló Óscar Rea, coordinador nacional del Grupo de Trabajo Cambio Climático y Justicia (GTCC-J), al resaltar que los conflictos sociales, producto del cambio climático, no son visibilizados.

¿Cuántos nos estamos preparando para evitar el conflicto y compartir fuentes de agua?, preguntó Rea. Añadió que la tenencia del líquido elemento conlleva también a la pugna para la dotación de la fuente de energía eléctrica.

Según estudios del GTCC-J, el cambio climático no solo se traduce en fenómenos climáticos: inundaciones, nevadas y granizos, sino también en la migración de familias, que al ver dañadas sus tierras abandonan su región.

Fenómenos. “Cada año la cantidad de familias afectadas es mayor y por efecto de los eventos climáticos hay incremento de número de plagas”, explicó Tania Ricaldi, parte del grupo. Rea agregó que la degradación de la tierra a causa de sequías hace que el terreno sea infértil, situación que agudiza la migración de las familias.

De acuerdo con Ricaldi, hay estudios más localizados, como el que realizó GTCCJ en Tapacarí (Cochabamba), donde la tasa de migración supera el 20%. Otro aspecto, como parte del análisis del grupo, es que el cambio climático incide en la inseguridad alimentaria en todas la regiones de Bolivia.

El encarecimiento de alimentos no solo repercute en el área rural, sino también en las ciudades. “Precios de alimentos que se incrementan por la pérdida de cultivo es otra consecuencia del fenómeno climático”, dijo Rea.En el país existen 339 municipios y el experto sostuvo que el 50% está expuesto a un “altísimo riesgo” de inseguridad alimentaria a causa del calentamiento global en el mundo.

“El mayor efecto que debe preocupar del cambio climático es la hambruna. En Bolivia, tres de cada diez padece hambre porque ya no hay condiciones de producción. A peores condiciones de producción, mayor elevación de precios de los alimentos”, mencionó el ambientalista.

Si antes las familias colocaban más de tres tipos de verduras a la olla, ahora solo ponen zanahorias y cebollas. Solo este ejemplo debe llamar la atención a la población, advirtió el coordinador del GTCC-J. Éste y otros efectos del calentamiento global en Bolivia se presentan hoy, a partir de las 08.00, en los salones Vienna, de la ciudad de La Paz. En el evento también se detallarán estrategias de cómo estar preparados para la adaptación, recalcó Ricaldi.

Las personas de la sociedad civil participarán con sus testimonios sobre cómo viven el impacto del cambio climático en sus propias regiones. Ricaldi señaló que el encuentro busca generar mecanismos de participación de la sociedad civil. “La idea es articular un movimiento social que permita respuestas efectivas para entender qué es el cambio climático y qué alternativas hay para adaptarnos”.

Amenaza a municipios

Unos 20 municipios, la mayoría en el norte del territorio boliviano, presentan una alta vulnerabilidad a las inundaciones, según un informe de las Naciones Unidas. Pero diez de los 339 municipios del país son frágiles a más de una amenaza climática.

Policultivo, opción ante inseguridad alimentaria

Instalar huertas dentro del hogar con una variedad de hortalizas (policultivo) es una estrategia para la lucha contra la inseguridad alimentaria en el área urbana. Las zonas Río Seco y Ventilla, de El Alto, ya tienen experiencias de este tipo de producción.

“Tener una huerta con mucha diversidad garantiza vida. Así ya no habrá enfermedades, y la tierra será más productiva y estará libre de insecticidas”, sostuvo Óscar Rea, coordinador nacional del Grupo de Trabajo Cambio Climático y Justicia (GTCC-J). En El Alto hay al menos dos barrios que llevan adelante la producción de 30 variedades de hortalizas. Pero no solo producen, sino también hacen trueque entre familias: papas por hortalizas.

Esta forma de producción para autoconsumo mejoró la economía de las familias sin ingresar en la comercialización, indicó Rea. Agregó que actualmente cientos de familias aplican el monocultivo masivo (una sola hortaliza) como forma de producción de alimentos, obviando que ese proceso quita la capacidad nutricional de la tierra e incrementa las plagas.

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