domingo, 7 de octubre de 2012

La acidez oceánica deja sin caparazón y confunde a los moluscos

E l cambio climático alterará el olfato de los caracoles marinos de Chile, que les permite eludir a su archienemigo, un cangrejo depredador, afirman científicos de ese país que presentaron sus hallazgos en un simposio en Monterey, una ciudad californiana del oeste de Estados Unidos.

Investigadores de Australia revelaron que, a medida que los océanos se acidifican, algunos peces se vuelven hiperactivos, se confunden y se acercan a sus depredadores en vez de intentar escapar de ellos.

“Las condiciones oceánicas están cambiando 100 veces más rápido que en cualquier otro momento del pasado”, dijo el investigador Jean-Pierre Gattuso, del Laboratorio de Oceanografía de Villefranche, en Francia.

Gattuso es uno de los casi 600 científicos de todo el mundo que presentaron sus investigaciones entre el 24 y el 27 de septiembre en el tercer simposio The Ocean in a High-CO2 World: Ocean Acidification (El océano en un mundo con elevado dióxido de carbono: La acidificación oceánica).

Apenas hace una década, la ciencia descubrió que la quema de combustibles fósiles -carbón, petróleo y gas- provocaba que las aguas oceánicas fueran 30% más ácidas que al comienzo de la Revolución Industrial.

Los océanos absorben un tercio del dióxido de carbono (CO2) derivado de actividades humanas. Cuando el CO2 se disuelve en el agua de mar, se forma el ácido carbónico. Este fenómeno, conocido como acidificación oceánica, reduce a su vez la disponibilidad de carbonato, haciendo más difícil la formación de partes duras de muchos organismos marinos, que necesitan para ello carbonato de calcio.



Los pterópodos, moluscos nadadores muy pequeños, se están quedando “desnudos”, sin sus valvas protectoras por el aumento de la acidez.

Además, en un sofisticado experimento, científicos chilenos expusieron al “loco” (Concholepas concholepas), un caracol marino de carne muy apetecida, a las concentraciones de acidez que, se prevé, tendrán los océanos antes de que termine este siglo, dijo el investigador Patricio Manríquez, del Instituto de Ciencias Marinas y Limnológicas de la Universidad Austral.

Su principal depredador es el Acanthocyclus hassleri, un cangrejo carnívoro intermareal. Los locos pueden oler a los cangrejos y escapar para que no los coman.

Observaron que en elevados niveles de acidez, correspondientes a una gran concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, los caracoles se veían confundidos, con desplazamientos erráticos y a menudo con rumbo hacia los cangrejos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario