miércoles, 28 de marzo de 2012

Pocos escapan a la tentación del tráfico de insectos

Yo nomás consigo mariposas”, suelta seguro de cada palabra que pronuncia un hombre de aproximadamente 50 años de edad, desde el fondo de una tienda en la plaza principal de Caranavi, a unas cuatro horas de camino hacia La Paz.

La Razón habló con el sujeto, que es conocido en ese municipio como uno de los más importantes proveedores de mariposas y otros insectos. La persona es la misma que aparece en un documental de la televisión francesa, que en noviembre del año pasado denunció el tráfico de insectos desde Bolivia a Europa.

“Ahora, éstos nomás tengo”, agrega el comercializador y muestra dos insectarios, pero inmediatamente insiste: ¿cuántos y cuáles quiere que se lo consiga?

“Están desde Bs 10”, explica. Segundos después, el interesado por las mariposas, retoma el diálogo. “Quisiera unas finas (las más caras) y le puedo pagar hasta Bs 100 por unas diurnas y nocturnas. Quisiera al menos diez. Me han dicho que las bucle y las xenágoras son buenas. ¿Las conoce?”, interroga y el proveedor asiente: “¡Ah! ya, ya, ya, ya. Puedo conseguirlas”.

Los ojos del propietario de la tienda brillan. “Tendría que encargarlo, para que me lo agarren las nocturnas y yo tendría que ir por las diurnas. Las nocturnas son muy difíciles de conseguir y además hay muy poco ahora”.

¿Cómo hago entonces para ver si me las pudo conseguir?, pregunta el interesado. La respuesta no se deja esperar. “Dame tu número y yo te llamo cuando las tenga”. Para asegurarse de que el trato es verdadero, el dueño de la tienda pide el nombre y el teléfono al interesado. “Muy bien, entonces yo le llamaré. Yo tenía bastantes mariposas, hasta las más raras tengo, pero, eso sí, si quiere las finas, debo ir al monte”

Uno de esos sitios, en el monte, es Incahuara, una colonia a una hora antes de llegar a Caranavi. Allí, algunos admiten que se dedican a la captura de mariposas; otros lo niegan.

Incahuara es otro de los santuarios de las mariposas. No obstante, no sólo campesinos y algunos dueños de tiendas se dedican a este ilícito.Es un secreto a voces. En Caranavi vive un cura que consigue mariposas y otros insectos, y en determinado momento proveía incluso el cargamento de bichos a un ciudadano peruano para que éste las trafique a Europa.

“¿Si sabe cazar mariposas? No, debe referirse a si él sabe casar, claro que hace casar a las personas”, así responde un ciudadano sobre el religioso, cerca de uno de los oratorios de esa ciudad.

Un par de minutos después aparece el sacerdote. “Mire, soy coleccionista y me dijeron que usted podría conseguirme unas mariposas”, se presenta el visitante.

Sorprendido y con una mirada acuciosa, el religioso mira e interroga. ¿Y quién, pues, le dijo que consigo mariposas?

El forastero explica que en el pueblo le dijeron que él podría conseguir los insectos. Al final con algunas dudas, lo admite.

“No, no tenemos. La gente sabe que traía de la colonia y regalaba a los alumnos para sus insectarios. Traía todo tipo de insectos”, cuenta el hombre de tez morena vestido de salida de calle.

“¿Entonces, no vende?, pregunta el interesado. “No vendo, yo regalo. ¿Usted compra?”, insiste el religioso.

La respuesta del recién llegado es contundente. “Sí, compro y quiero conseguir unas mariposas y unos ‘rompefocos’ (los preciados escarabajos)”, admite el interesado refiriéndose a los insectos de esa zona. “Los ‘rompefocos’ salen entre agosto y septiembre. Hartos salen, pero dame tu número te lo puedo conseguir”, promete el recolector. Unos segundos después, ambos pasan a una oficina.

“Les daba plátano y ahí llegaban (los escarabajos)”, recuerda el hombre que captura los invertebrados. “Cuando yo tenga le llamo. Yo hablo en estos días. A Perú llevábamos los rompefocos que son grandes y les llevaba plátano”.

Promete novedades en una semana.

Peruano. “En 2011 alisté 15 escarabajos, pero no me compraron. No vino más el peruano”, revela Porfirio Mamani desde el poblado de Santo Domingo, a unos diez minutos de camino de Yolosa, en los Yungas, a poco de llegar a Coroico.

El peruano se llama Percy Chacón y las veces que vino a esa zona del trópico paceño afirmaba que poseía un museo en Lima, adonde llevaba los animales. No obstante, el verdadero destino de los “rompefocos” es Europa y Asia.

Mamani recolecta escarabajos. “En este momento no tengo, pero se lo puedo agarrar”, promete.

Ésta es también una de las formas de subsistencia de los pobladores en esa zona. Algunos de ellos desconocen que la exportación de estos invertebrados está penada en Bolivia. Porfirio y otros pobladores se dedican a la captura de los insectos para ayudar a la familia. Otro traficante de mariposas, de acuerdo con los lugareños, sería Iván Calegari, muy hábil y astuto en la compra de escarabajos y mariposas. De él incluso se habla que camina armado.

El año pasado, un ciudadano japonés, a quien en Santo Domingo conocen como Toyo, llegó con tres potentes generadores de energía eléctrica y sábanas blancas para cazar por la noche a los preciados escarabajos. No obstante, no le fue como él esperaba. “Sus generadores apenas duraron unos diez minutos. Ninguno de los tres funcionó, luego se apagaron y no capturó nada”, cuenta Mamani.

Los insectos, en particular los escarabajos, sienten una irrefrenable fascinación por la luz. “No hay un estudio contundente del porqué los escarabajos son atraídos por la luz”, explica en La Paz el biólogo Fernando Guerra.

“Uno pone la luz potente y los ‘rompefocos’ llegan haciendo mucho ruido y luego se chocan contra el reflector”, refrenda Mamani, en Santo Domingo. “El ‘satanás’ siempre quieren”, admite al referirse a la especie boliviana y endémica Dynastes satanas, muy cotizada en los mercados asiáticos, donde llegan a pagar $us 300 por cada uno. Los traficantes los compran en $us 50 y $us 100. En 2007 y 2010 se decomisaron centenares de escarabajos en Ecobol que iban a ser enviados al mercado europeo. Incluso, una persona fue detenida por la Policía Forestal y de Medio Ambiente. Ajenos a ello, todas las noches, en Santo Domingo decenas de escarabajos pululan por las casuchas del pueblo.

Mamani cuenta que si bien él se dedica a la captura de estos animales, otros vecinos se atribuyen la exclusividad del negocio. “Hay mucha envidia en la zona. Tres familias nomás quieren dedicarse a la colecta de los escarabajos”.

En el ingreso a Yolosa, Giovanna Limachi, una de nueve guardaparques de Cotapata, afirma que a veces decomisan escarabajos. “Está prohibido sacarlas muertas o vivas, nuestras leyes no permiten que se trafique ninguna especie”.

Pese a ello, los traficantes se dan modos para colectarlos y venderlos, sino es por Ecobol, a través de otras vías.

Otra especies endémicas

Bolivia tiene más de 100 especies endémicas de insectos y es uno de los más ricos en biodiversidad. Hay unas 3.000 especies de mariposas diurnas y entre 15 mil y 20 mil especies de mariposas nocturnas. A continuación algunas de las endémicas o únicas en Bolivia:

Ctenostoma germaini
Phaeoxantha wimmeri
Tetracha huedepohli
Tetracha thomsoniana
Tetracha sparsimpunctata
Tetracha coerulea
Oxycheila bolivari
Pseudoxycheila quechua
Odontocheila cilindricoflavecens
Odontocheila parallelaruga
Odontocheila divergentehamulata
Odontocheila camuramandibula
Pentacomia pearsoni
Pentacomia brzoskai
Pentacomia nigrimarginata
Pentacomia vallicola
Oxygonia erichsoni
Pometon bolivianus
Iresia opalescens
Cicindela zischkai
Brasiella horioni
Brasiella brullei
Dichotomius comarapensis
Sphaenognathus curvipes
Sphaenognathus furumii
Sphaenognathus garleppi
Sphaenognathus higginsi
Scortizus signatus
Scortizus zischkai
Metadorcinus sylviae

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