martes, 9 de noviembre de 2010

Represas combaten el cambio del clima pero alteran los hábitats

Efectos: Entre los efectos negativos están la reducción de caudales, la pérdida de especies y el cambio de equilibrio.

Las presas de agua amortiguan los efectos del cambio climático y coadyuvan a la seguridad alimentaria, pero también afectan a algunas comunidades, al equilibrio ambiental y provocan la pérdida de especies en las zonas donde fueron instaladas. Un monitoreo permitió saber que en Bolivia existen unas 150 represas de tipo hidroeléctricas, de riego, de agua potable y mixtas.

Según el responsable de seguimiento y monitoreo del Servicio Nacional de Riego (Senari), dependiente del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, Rodmy Alánez, dicha cifra es resultado de un monitoreo realizado en 2009 con ayuda de la Cooperación Alemana.

El ingeniero dijo que las presas combaten los efectos nocivos del cambio climático, porque permiten regar sembradíos, incluso en tiempos de sequía prolongada en vista de que el clima varió mucho y ocasionó una alteración en los periodos de lluvia.

“Antes, el campesino sabía que iba a llover, pero ahora las lluvias se atrasan y se genera escasez de agua”.

Ante esta situación, las represas se convierten en una alternativa productiva en diferentes regiones, porque permiten controlar y regular el sistema de riego, y garantizar la seguridad alimentaria de poblaciones y ciudades.

Sin embargo, también han ocasionado un sinnúmero de efectos sociales y ambientales, porque alteran sistemas de hábitat completos que ya tenían una forma de vida.

Por ejemplo, se crea mayor humedad en una región y hay desabastecimiento en los sectores donde llegaban los caudales ahora retenidos. “Hay especies que van muriendo aguas abajo. Lo lamentable es que no se toma en cuenta el caudal ecológico”.

Según el experto, actualmente, seis nuevas represas se construyen en el país. De ellas, una se encuentra en Oruro: la presa Urmiri de Pajnia, que ya tiene un avance del 50 por ciento.

En el departamento de La Paz se trabaja en la construcción de dos presas: la de Quellu, en el municipio de Pelechuco de la provincia Franz Tamayo, y la de Malla Chuma, en la provincia Loayza, que fue inaugurada por las autoridades hace pocos días.

También se construye la presa Escalera de Villa Serrano en Chuquisaca, además de otras dos en Tarija, de las que no pudo precisar detalles.

Existen algunas presas que fueron licitadas pero cuya construcción aún no se inició porque se generan problemas sociales al respecto.

Entre los principales inconvenientes que genera la construcción de represas, asegura Alánez, está el tema social debido a las comunidades que habitan estos embalses, y que tienen sus sembradíos, reciben menos agua. Por ello, para poder construir, deben proceder previamente al saneamiento de éstos.

Por ejemplo, se edificaron algunas presas en la década de los 50, y la gente aún pide indemnización.

Alánez explica que el costo para la construcción de una represa es elevado y, por lo general, supera el millón de dólares, especialmente aquellas grandes y medianas, lo que en muchos casos impide su implementación, especialmente dentro de los planes operativos anuales (POA) que suelen implementar los municipios.

Una instancia para el control

El Servicio Nacional de Riego (Senari) plantea la creación de una instancia que controle y lleve adelante un seguimiento al funcionamiento de las represas construidas.

Su responsable de seguimiento y monitoreo, Rodmy Alánez, asegura que si bien la mayoría de las represas cuenta con licencia ambiental o ficha técnica remitida por el Viceministerio de Medio Ambiente, ninguna instancia del Estado se responsabiliza por su funcionamiento o de los daños que podrían ocasionar.

Las presas son consideradas grandes cuando su capacidad de contención supera los 20 millones de metros cúbicos. En Bolivia existen represas con esa capacidad, como el proyecto de riego Misicuni.

Alánez explica que, por lo general, la construcción de represas se realiza a partir de la solicitud de las comunidades, entonces se llevan a cabo proyectos, que posteriormente son incluidos en una cartera de propuestas y luego son elegidos por las autoridades.

Para destacar

Por su elevado costo, las represas se construyen con financiamiento del Estado y la cooperación internacional.

Dos de las represas de La Paz fueron construidas con capitales de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA).

Existen represas para abastecer los sistemas de agua potable, de riego y para sistemas hidroeléctricos.

Una represa tiene como función retener agua en época de lluvias para el uso en los periodos de estiaje o de sequía.



No hay comentarios:

Publicar un comentario