miércoles, 6 de octubre de 2010

24 ecovecindarios obtienen ganancias con el reciclado de basura en la ciudad paceña

Medio ambiente: Swisscontact extendió su programa a El Alto, Viacha y Achocalla, además de Cochabamba y Santa Cruz.

Dinero por basura. “Primero hemos socializado el reciclaje, luego los vecinos comenzaron a entregar sus desechos, los que fueron vendidos a un intermediario. El primer mes recaudamos 300 bolivianos, pero el siguiente mes duplicamos a 600. Esperamos recaudar un poco más e invertirlo en áreas verdes en nuestra zona”, relató Dafne A. de Fernández, presidenta de la junta de vecinos de Auquisamaña, barrio paceño que hace tres meses está en el proyecto de “ecovecindarios”.

Como este sector, en La Paz existen al menos 24 zonas que están dentro del proyecto ecovecindarios, que son Organizaciones Territoriales de Base (OTB) que obtienen recursos gracias al reciclado de residuos inorgánicos como papel, plástico y vidrio. El proyecto pertenece a Swisscontact y fue puesto en marcha por la Fundación para el Reciclaje (Fundare).

Las actividades de este proyecto son sostenidas gracias a la consolidación de un “modelo de gestión ambiental comunitario”, en el que los ciudadanos practican buenos hábitos ambientales, se generan ingresos y se promueve el empleo a través del “tratamiento adecuado y la monetización de materiales reciclables”, según Fundare.

La zona Villa Fátima Central también es un ecovecindario. La presidenta de la junta de vecinos, Gloria Rúa, reconoció lo difícil que fue iniciar la cultura del reciclaje en los habitantes de su barrio.

“Nosotros estamos en el proyecto desde el año pasado y recolectamos un promedio de 377 bolivianos (al mes)”. Reconoce que esta cantidad es baja, pero ello se debe “a la competencia que hay en la zona por parte de personas particulares que también reciclan”.

“Este programa no sólo genera fuentes de trabajo para quienes recolectan los desechos. También permite a las OTB realizar un adecuado manejo de los residuos”, señaló a La Prensa el director ejecutivo de Fundare, Pablo Sauma.

El proyecto comenzó en 2009 e inicialmente se preveía consolidar unos 22 ecovecindarios en cada ciudad del eje boliviano. Sin embargo, se perdió mucho tiempo en socializar la idea de obtención de ganancias por el reciclaje a las OTB.

“Por eso, el año pasado no se lograron las metas proyectadas. Sin embargo, una vez que obtuvimos buenos resultados, en distintos ecovecindarios los vecinos buscaron iniciar ese proyecto y ahora hemos crecido en un 200 por ciento”.

Pero los ecovecindarios no sólo benefician a la ciudad de La Paz. El programa también fue instalado en El Alto, donde existen ocho ecovecindarios. En Viacha hay dos ecodistritos bajo el mismo sistema. En Achocalla hay tres: un ecovecindario urbano y dos rurales. En Cochabamba, Quillacollo y Sacaba suman 22.

“A futuro se espera trabajar en las áreas rurales del eje y luego se pretende extender el programa a Oruro, donde se encuentran en inicio cuatro ecovecindarios. En Tarija también se están realizando estudios”.

Los ecovecindarios trabajan solamente con quienes tienen una personería jurídica para que en el manejo del programa exista transparencia. En ese marco también se implementaron los ecoedificios o ecomultifamiliares, que hacen el mismo trabajo que los ecovecindarios, aunque en beneficio de la infraestructura en la que viven.

Ecomercados y ecocementerio

Para un adecuado tratamiento de los residuos orgánicos se implementó, desde mayo pasado, el programa de los ecomercados que consiste en la colecta de desechos como cáscaras de frutas, verduras, restos de comida, ramas y flores de ocho mercados de la zona Sur. Con ello se pretende reducir la cantidad de basura que ingresa diariamente en el Relleno Sanitario de Alpacoma y generar recursos económicos.

Los mercados que están dentro de este programa son el 16 de Julio y 14 de Septiembre, que están en Obrajes; La Merced, de Cota Cota; 29 de Enero, de Chasquipampa; Corazón de Jesús, de Alto Obrajes, y los que llevan el nombre de su zona: Los Pinos, Achumani, Irpavi y Següencoma. El programa fue desarrollado por el municipio de La Paz, a través del Sistema de Regulación Municipal, con cooperación de Swisscontact.

Los desperdicios se recolectan los martes, jueves y sábados. Luego son transportados a la planta municipal de lombricultura ubicada en predios del ex relleno sanitario de Mallasa. La materia orgánica alimenta a las lombrices californianas que producen humus, un abono orgánico muy efectivo, explicó el jefe de Supervisión de Calidad Ambiental del Siremu, Luis Vega.

El Cementerio General también es parte de este sistema y alimenta con sus desechos orgánicos la planta de humus, según el director ejecutivo de Fundare, Pablo Sauma.

El zoológico de Mallasa igualmente tiene un rango de ecozoológico, pues recolecta residuos reciclables de todo tipo a través del Programa Hormiga. Estos desechos también son comercializados y el dinero que se obtuvo se utilizó en beneficio del parque.

Reciclan los desechos electrónicos

Los residuos electrónicos, que consisten en los aparatos eléctricos que ya no funcionan, como radios, computadoras, televisores y otros, también pueden ser reciclados para que no dañen al medio ambiente. Estos desechos son recogidos por la Fundación para el Reciclaje (Fundare), que dona los productos a instituciones de formación.

“Gracias a un convenio entre el Instituto de Investigaciones Tecnológicas de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Swisscontact y Fundare, se ha potenciado el laboratorio de esta unidad, donde tienen la capacidad para recuperar metales preciosos de los artículos electrónicos. También se recuperan motores, placas y varios otros elementos que se los está aprovechando. Otra parte también se entrega a los institutos de investigación técnica como la Escuela Superior Pedro Domingo Murillo o la Escuela Don Bosco de El Alto, que utilizan las partes para la investigación y formación de sus futuros técnicos”, explicó a La Prensa el director ejecutivo de Fundare, Pablo Sauma.

Tras desmantelar los equipos, incluso el plástico que los contiene es comercializado. Las partes no utilizables que se asimilan como “peligrosas”, porque tienen un aparato o un residuo electrónico, son procesadas para luego ser depositadas en el relleno sanitario. “Hicimos campañas de recolección de este tipo de aparatos. La respuesta fue interesante, pero no al nivel que uno espera con los vecinos. La respuesta más efectiva se dio por parte de las empresas, las que ven como una alternativa de deshacerse de los residuos electrónicos que no pueden ser entregados en un simple carro basurero porque la norma lo prohíbe. Lo importante es darle un uso ambientalmente adecuado”.

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